El Campeón merecía otro premio

Una final de este tipo. Una entrega increíble. Un vendaval de juego completo de 90 minutos más descuentos. Un campeón estupendo, con altura, despliegue, técnica, clase y grandes jugadores, merecía otro premio.

Larojita de Colonia lo peleó hasta el final, y también pudo obtenerlo-. Circunstancias, detalles, aciertos, derivaron en el epílogo, que es tan justo, como pudo ser el otro.

Lo real y lo cierto. Cuando el capitán del justo campeón del Sur, recibió su premio, observar el protocolo, nos dejó descolocados.

Juan Ignacio Pérez, en representación de sus compañeros, recibió un testimonio de campeón, coqueto, hasta bonito, pero simple, austero, sin peso, ni reconocimiento a tanto esfuerzo. Como un chasco pintado de oro.

Es verdad. Lo esencial es el objetivo. El campeón recibió la Copa. Pero el envase, fue tan pobre, que hasta lástima dió.

La sociedad nos va formando a que no importa lo de afuera, sino que lo importante es el verdadero valor.

Reconocida, compartida definición, pero: es la Copa de Campeón del Sur. Una Copa que desde lo afectivo vale mucho, pero que desde su presencia, no vale nada. Ni siquiera peso, tiene. Seguramente pasará al olvido rápidamente y hasta escozor pueda dar reconocerla. No importará, pero en honor a la historia del significado como Campeón del Sur y al propio reconocimiento a quienes la levantaron durante tantos años, ésta vez, se merecía mayor sensibilidad en la hora de seleccionar el premio.