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De la cabeza de Vargas y el zurdazo de Nahuel
Ese zurdazo de Nahuel Machado a los 97 minutos, en la última de las últimas, va a borrar del historial todo el sufrimiento que el hincha de Ferro tuvo que pasar en la segunda final. Lo empató en la agonía del partido y desató la algarabía de una tribuna España que se llenó para ver la cuarta consagración carbonera a nivel de OFI, la segunda en la Divisional B.
Si alguien pensó que iba a ser sencillo se equivocó de cabo a rabo. Ferro no fue el mismo de la semana pasada en San José y Campana tampoco. La visita planteó un partido muy distinto en la mitad del campo, ahogando la posesión de los volantes de Ferro.
Fagúndez no tuvo espacios ni claridad, tampoco repitieron Silva, De Mora y Machado, quizás destacándose algo, pero en marca, Sosa. Arriba Vargas peleó en inferioridad y en ocasiones sacó ventaja.
Después de un inicio con intenciones de Ferro, el trámite se emparejó para abajo y las cosas se complicaron mucho cuando Lescano fue expulsado por un innecesario patadón en la mitad de la cancha. Allí se perdió más fútbol en el medio por la salida táctica de De Mora para cubrir con Viera el hueco defensivo.
Pero apareció Vargas para, en una jugada que intuimos fue preparada, entró por el segundo palo a un centro de tiro libre de Fagúndez, y de cabeza con pique al suelo puso el 1-0. Quizás era inmerecido, pero en una final eso a nadie le importa.
Lo que sí alertaba el trámite era que había que mejorar para no tener sorpresas. Sin embargo Campana sonó de entrada en el inicio del segundo tiempo; dos toques en el área ante la pasividad defensiva y Barrios de media vuelta batió a Fleitas. 1-1.
El empate le daba el título a Ferro pero Campana se volvió a acercar con un remate de Ramos que pasó muy cerca. Y del aviso pasamos al gol; la defensa vuelve a dormir, esta vez en un córner, y en el primer palo Delgado anticipa a todos: 2-2 y balde de agua fría en el Dickinson.
Quedaban menos de 15′, los jugadores de Campana comenzaron a caer de a uno por todo el campo, casi no se jugaba, se cortaba mucho y los nervios se trasladaban de la tribuna a los jugadores.
Pese a la desconexión generalizada, Silvera hizo una personal de la punta hacia el medio y a su zurdazo lo sacó Reyes con una mano por encima del travesaño. De ese córner llegó la más clara, Vargas ganando y Viera perdiéndose el gol abajo del arco de forma insólita.
Parecía sentencia y tener que ir al alargue, el que nadie en Ferro Carril en lo previo imaginaba. E iban a ser treinta minutos de suplicio con uno menos y cuerpos cansados.
A los 5 minutos adicionados a los 90′ el árbitro volvió a adicionar 2 más por las reiteradas caídas de los visitantes. Esa muestra de personalidad del árbitro le dio la última chance a Ferro.
Nahuel Machado, que no había hecho un buen partido y desde que el equipo quedó con diez se había dedicado más a defender que a ofender, asumió la responsabilidad; era la última. Desde la derecha enfiló hacia el medio buscando el perfil, encontró el hueco y sacó el zurdazo que explotó en el arco de Campana. El golero se estiró pero la pelota entró contra el primer palo.
A los 97′ sí. No había nada más que hacer para Campana. No quedaba tiempo ni para sacar, solo para el festejo de Ferro Carril, del que nadie se acordará por el flojo partido, sino por el festejo en blanco y negro en la tribuna y en las calles porque otra ‘Orejona’ se fue para las vitrinas de la Zona Este.
Es el justo campeón, fue más en el balance de los dos partidos y lo reflejan los goles, que increíblemente no cuentan en las finales de OFI.
Freddy Aguirrezábal
Fotogalería Miguel Castagnaro